domingo, noviembre 12, 2006
Traspasos 1 (de antiguos sitios a nuevos)
"Ventajas del exilio para el escritor", dice Andrés Neuman: "Una parte de su memoria queda acotada con tanta precisión que le es posible narrarla como si fuera póstuma"Yo voy a decir que como si fuera de otro como si otro narrara por uno las sensaciones que no puede dejar de sentir y uno sabe, además, que no sería así como las narraría.Pasear por las calles de mi barrio no tiene nada de mítico ni de melancólico. Los colores han cambiado y los grises entre protestas por la cola para el tren, por una viejita no puede contar su dinero o porque hablá más fuerte que no te escucho. Las palabras se resbalan de las comisuras de los labios cortados artificialmente por sus lados para simular una sonrisa que nunca tendrán. Y el voseo, que allá, del otro lado era un signo de pertenencia, un territorio lingüístico - el único - traído como patrimonio esencial de lo que era, acá se desperdicia y ensucia las calles como el caño roto de la PLaza Roca que nadie se pone arreglar.Pero está la gente. Esa manera blanda de aparecerte en la esquina y ese miedo clavado en la punta de los ojos acompañado por una arraigada desconfianza en el hermano. La gente y sus carteles domésticos de "se enseña inglés", "arreglo televisores", "se hacen tortas por encargo" devuelven la calidez de la Argentina casera, hecha en casa con lo que me sobró de anoche. Por eso, al acostarme, cansada aunque no haya hecho mucha cosa, me duelen los ojos de absorber mirada y me duele la mirada de reimpresionar las imágenes que había dejado atrás en mis retinas agotadas.
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1 comentario:
a mi también me gusta el guiso recalentado de anoche. Es incluso más rico todavía. no?
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