lunes, junio 18, 2007

Los niños


La niña gimnasta llega al centro del escenario y al compás de la música comienza a bailar. Da tres vueltas en el aire y cae. La caída coincide con el último compás. El compás, es decir, la música, está a cargo del niño músico, que toca el piano en un rincón del teatro. La niña gimnasta mira al niño músico y piensa que le gustaría tocar así. El niño músico recibe los aplausos mirando de frente al público y de pronto, descubre entre los rostros, uno demasiado hermoso. El niño músico mira al niño hermoso que aplaude y piensa que a él también le gustaría tener ese rostro. El niño del rostro hermoso mira a su padre que aplaude en el asiento contiguo y piensa que a su padre le gustaría que él fuera como el niño pianista. Su padre es pianista y el niño hermoso piensa que le gustaría ser como su padre. La niña televisión los mira a todos, desde otro lado, desde otro tiempo, y piensa que le gustaría ser como todos ellos. Y a veces lo logra. Por eso no apaga nunca la televisión. Permanece en la sala todo el día. Sólo de vez en cuando se le cae alguna lágrima.

3 comentarios:

Fabián dijo...

a mi me gustaria escribir como vos...

Anónimo dijo...

Los niños revolotean como barriletes de anis en las mazmorras del concierto subterraneo. La niña almendra configura un panal de luciernagas almidonadas en la legua del fondo. Festividad. Deseo. Perseo. Champán y zaguán. El trombón resuena, delicadamente, en el oleaje transiberiano. Se cierra el telón.

Anónimo dijo...

Me encantó este texto, invita a seguir la cadena hasta uno. Un abraxo.