miércoles, septiembre 06, 2006

Personajes/2

La otra tarde, una de tantas que pasan sin ritmo, vino a mi oficinia un señor muy flaco y dijo llamarse Iriano, el desperezador y me contó su historia:
Iriano el desperezador se llamaba de chico Juan Pérez. Iba a la escuela a la vuelta de su casa y nunca había salido de la ciudad. Sin embargo, y a pesar de que Iriano... Juan Pérez, vivía en un pueblo muy pequeño, padecía como tantos el problema de la identidad. La cosa es que cuando la maestra tomaba lista y gritaba ¡...Juan Pérez! Cinco chicos todos distintos levantaban la mano ¡Presente! Y cuando llamaban a dar lección, los cinco temblaban porque no sabían a quién se refería, cuando el director llamaba a dirección, nadie sabía si era él o al otro o al otro o a cualquiera de los cinco Juan Pérez que había en el grado. Como verán, el problema de identidad de Juan Pérez era terrible. Por eso un día fue a su padre (Juan Pérez padre, para colmo) y le dijo. "Desde hoy me llamo Iriano Chipirotte" Juan Pérez padre se echó a reír y siguió leyendo el diario; pero al día siguiente Juan Pérez... perdón Iriano Chipirotte fue a la maestra y le comunicó su nueva identidad. Desde entonces cuando llamaban al frente a Iriano Chipirotte, el ex-Juan Pérez de nuestra historia sabía que le hablaban a él y sólo a él y nada más que a él.
Un día, en el recreo se le acercó casi en secreto una niña y le dijo, "me llamo Andrea Fernández y en mi grado hay como tres ¡nunca sé si es a mí a quien llaman o a las otras". Iriano Chipirotte entendió muy bien la tristeza de Andrea y le dijo, "muy bien, desde ahora te llamarás Felindarea" A Andrea, perdón, a Felinda le encantó su nuevo nombre y se fue a divulgar la noticia por ahí. Desde ese día, todos los Juan Pérez, los Pedro González, los Martín Fernández, acudieron en masa a Iriano para que les cambiara el nombre.
Uno de los Juan Pérez de su grado que ahora se llamaba Miriato Llorente lo abrazó y le dijo : ¡Gracias por sacarme mi Pérez, eres el mejor... desperezador del mundo!!
Y así es como Iriano pasó a llamarse Iriano, el desperezador.
Anoté todo en mi libreta y lo despedí con un apretón de manos. Iriano, el desperezador salió de mi oficina estirando los brazos y desperezándose de la modorra, aunque todos aquí sabemos que Iriano ya se había desperezado hacía mucho tiempo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy harto de que me usen de ejemplo.

Andrea Felsenthal dijo...

Tranquilo Juan Pérez, yo soy Andrea Fernández... es más irónico que otra cosa. NO TE OFFEEEENDAAAAS

Fabián dijo...

Iriano, el desperezador. Muy bueno!
Me hizo acordar una historia que contaban en mi barrio, de un pibe al que cuando le preguntaban el nombre, contestaba:
- Pe-pe-pedro Go-go-gomez.
- Ok Pedro. Edad?
- No, Pedro NO, PE-PE-PEDRO!
- Ah, pensé que eras tartamudo.
- No, tartamudo era mi viejo, y el del Registro Civil, un atorrante!

A este Pepepedro le vendria bien conocerlo a tu amigo Iriano.

Andrea Felsenthal dijo...

Me parece que PE PE Pedro se había desperezado hace rato ¡Pero no lo sabía!