Todo el mundo dora la tarde incierta con sobremesas largas aunque no necesariamente para imprimir en el recuerdo. De este lado, sin estar en Barcelona, estando en el mismo lugar donde se suponía la compañía, las risas familiares, los amigos de siempre, también está la soledad.
Jugar a reencontrarse es una historia manchada por un día de lluvia previsible y yo, de este lado, sin estar en Barcelona, estando acá mismo, en el lugar propio del reencuentro, me alejo cada vez más de lo que había construido para mí.
Las ventanas están abiertas, el sol de domingo no es el mismo que el de otros días y sin embargo aquí no hay diferencia. El mate se enfrió hace rato y padece el tiempo en sus fibras. Arranqué unos acordes ralos a la guitarra que parece allí parada, agujereada por los rayos de sol filtrados por la persiana, un objeto de decoración más que un instrumento musical y me siento a escribir con la profunda convicción de que este diálogo donde no contesta nadie es la única opción en esta tarde de ascuas.
1 comentario:
de este lado en ascuas, siempre surge el recuerdo, la guitarra grita en silencio, de este lado, el charco.
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